Estos impactos, tienen de agravarse según donde se instalen, como la Mina Crucitas en Cutris de San Carlos, cuyo permiso fue publicado en la Gaceta hace unas semanas, resucitando el anulado por la Sala IV, hace 3 años.
A sólo 3 Km del Río San Juan, una zona ambiental y políticamente frágil, un desastre en esta zona, como el de Miramar, ocasionaría conflictos de grandes proporciones. El gobierno nicaragüense ya está pensando en una demanda contra Costa Rica.
Proyecto tras proyecto, las compañías han demostrado que su imagen corporativa de progreso no se concreta en la realidad. Y el gobierno, defensor del desarrollo minero, no ha demostrado ser competente en la supervisión de actividades tan delicadas. A confesión de las partes, relevo de pruebas: se consignó en el permiso de Crucitas, que sería la empresa quien se compromete a capacitar el personal que les va a fiscalizar, ¿juez y parte?
La mina Crucitas, es sólo una profunda herida en la Reserva de la Biosfera, el agua y la paz. Y mientras nuestros campesinos sufren sequías, el gobierno de paz con la naturaleza permite una explotación de más de 30 mil litros de agua por hora.
Los años nos concedieron la razón, cuando a finales de los 80's -¿será coincidencia el presidente?-, las y los sancarleños supimos defender nuestros recursos de Eurospec, que pretendía explotar el territorio que hoy conocemos como Parque del Agua Juan Castro Blanco y seguiremos haciéndolo cuando sea necesario.
* Presidenta FECON
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